Existen en nuestra cultura popular muchas frases, chascarrillos, cuentos, chistes y refranes que utilizamos de forma cotidiana en cualquier momento del día. La ley de Muphy es de sobra conocida, y está atribuida al Capitán Edward 'Ed' Murphy Jr., un ingeniero aeroespacial de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos que a finales de los años 40 se hizo célebre por su frase “si algo puede salir mal, saldrá”.
Ésta famosa ley, ha servido de cajón de sastre de todas las frases
ingeniosas y de otra índole que han ido surgiendo desde entonces, estas frases son
aplicables a casi cualquier situación o hecho y en cualquier ámbito, incluido
el político.
Los cuentos con moraleja también tienen su papel en la cultura popular
que desde siempre han acompañado a los niños y no tan niños, antes de dormir.
Por citar un ejemplo: Érase una vez “le petit Pierre”( lo digo en una lengua vehicular, que conste) un pastorcillo que en
repetidas ocasiones había anunciado y convencido a los ciudadanos que había visto al lobo y que éste se los iba
a comer a todos, tras pasar el tiempo y la gente darse cuenta de que no era más
que una burla y una mentira , sucedió que cuando en verdad apareció el lobo, “Le
Petit Pierre” no lo pudo parar ( se había comprometido mucho con él, para llegar
donde estaba) y se comió todas las ovejas, es decir, la riqueza cultural , los
valores y el bienestar de los ciudadanos.
“Moraleja
: Burlarse de los demás, mentir y actuar sin escrúpulos puede tener
consecuencias”.
A raíz de ciertos cuentos y moralejas (porque casi siempre “todo está relacionado” y “las casualidades no existen”), surgen expresiones de primera fase, tales como “puedo prometer y prometo”, “hacer un pacto
con el diablo” y “prometer hasta meter y una vez metido se
acabo lo prometido”.
También y en oposición, valga el ejemplo de expresiones como “si algo funciona no lo toques” o su negación sinónima “si algo no funciona no lo estropees mas” y cómo no, nuestro castizo “Manolete si no sabes torear (“pa”- que- te)
metes”, tan aplicables hoy en ciertas esferas.
Consecuencia de estas expresiones inmediatamente se salta a otra fase
donde aparecen otras como, “donde dije digo, digo diego”, “si te he visto no me acuerdo”, y la no menos célebre “haced lo que yo digo pero no hagáis lo que yo
hago”, también aplicables a casi cualquier situación
o hecho y en cualquier ámbito, incluido el político.
Del mismo modo cuando llega el momento ( ya que la historia nos demuestra
que al final siempre llega) y “pintan bastos”, hay que agarrar “la patata caliente” o “coger el toro por los cuernos”, la situación lleva a la siguiente fase del ciclo y a nuevas expresiones,
“a mí que
me registren que yo no he sido”, “echar el muerto a otro” “ahí me las den todas”
y el socorrido tándem “yo no tengo nada que ver, eso no es cosa mía” y a partir de aquí comienza de nuevo el ciclo desde el principio.
Para terminar, y no menos importante, está el chiste, tan arraigado en
nuestra cultura y también tan popular. Ahí va un ejemplo:
Están un Filósofo, Un Astronauta y un Juez. Dice el filosofo: “Vacuna”. Le
responde el Astronauta: “¿Ternera?”. Y dice el Juez: “Está en Paris pero pronto
estará en casa.”
Señores y señoras “Esto es lo que hay, y así se lo hemos contado”.
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